Isla principal del archipiélago de las Islas Egadas, se encuentra a unos 7 km de la costa oeste de Sicilia, entre Trapani y Marsala.

El nombre de Favignana deriva del latín favonius (favonio), término con el que los romanos indicaban el viento cálido que caía procedente del oeste. El pueblo se levanta en torno a un entrante natural donde se estructura el puerto en cuyas orillas se encuentran los edificios de las antiguas almadrabas de Florio.

La arquitectura mediterránea tradicional de la isla, caracterizada por yesos blancos y ventanas azules o verdes, son, especialmente en los últimos años, objeto de redescubrimiento y puesta en valor. De hecho, el paisaje está protegido por la superintendencia de patrimonio cultural.

Un verdadero paraíso terrenal, tal y como lo han definido visitantes y turistas que llegan de todas partes del mundo.

Suspendida entre el cielo y el mar, con sus 320 hectáreas de Reserva Natural a lo largo de un tramo virgen de la costa sur, es el destino perfecto para relajarse.

Nuestra Isla es la última franja de tierra italiana: de hecho, se encuentra en la latitud de 35 ° 30 'N, más al sur de Túnez y Argel.

Junto con la isla de Lampione, forman parte de la placa continental africana, y se levantaron hace dos millones de años, mientras que Linosa es de origen volcánico y pertenece geológicamente a la placa euroasiática.

Los antiguos romanos la llamaron Ustica (de ustum = quemada) mientras que los griegos, Osteodes, Οστεωδες u osario, por los restos de mercenarios que allí habrían muerto de hambre y sed. Algunos lo consideran el hogar de la hechicera Circe, que transformaba a los visitantes desprevenidos en cerdos. Los asentamientos humanos se remontan al Paleolítico; unas excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos de un antiguo poblado cristiano. Enterramientos, túneles y gran cantidad de hallazgos arqueológicos encontrados también bajo el agua, debido a los numerosos naufragios ocurridos a lo largo del tiempo, atestiguan la presencia constante en el lugar de diversos pueblos mediterráneos antiguos, fenicios, griegos, cartagineses y romanos que dejaron huellas allí en todas partes. Más tarde se convirtió en la base de los piratas sarracenos y permaneció así durante mucho tiempo.

Conocida por su centralidad en el mar Mediterráneo, escala intermedia entre África y Sicilia y piedra angular del comercio con el Levante, Pantelleria se caracteriza por la singularidad de su paisaje, en el que se suman elementos naturales (coladas de lava de bloque, calas y pilas) y artefactos hechos por el hombre: muros de piedra seca, con la cuádruple función de limpiar el suelo, contener el suelo, delimitar la propiedad territorial y proteger del viento; Jardines de Pantelleria, construcciones casi siempre cilíndricas en mampostería de piedra de lava seca con la doble función de proteger los cítricos del viento y controlar los efectos microclimáticos para un correcto aporte de agua a la planta, donde la isla naturalmente carece de ella; dammusi, construcciones rurales de gruesos muros de piedra seca, cúbicas, con cubiertas de cúpula blanca y arcos de medio punto, ejemplos ancestrales de arquitectura bioclimática.